21 November 2006

Cero comentarios

“Working for the devil
You'll have to pay his tax
That means going to see him
Down among the racks
You do his work so fine
He'll remember you”
Midnight Log, The Clash

Poco duró el gusto. El regreso de la izquierda a Nicaragua se dio como pura charada y lo que queda del Sandinismo parece haber olvidado de quién lo apoyó y de quién le dio la espalda. Podríamos decir que a Managua nomás llegó lo que quedaba de la izquierda que tumbó a Somoza. Ahora resulta que la derecha mexicana y la república “libre” de Panamá—¿qué país no se dice soberano después de ser intervenida en más de una ocasión por Estados Unidos?—abogan por el gobierno de Daniel Ortega ante los gringos. Claro que es fácil hablar desde la tribuna. Uno debe entender que el mundo es como es y no como uno lo pinta. Pero, ¿quién se preocupa por los niños? Algo similar podría estarse gestando en Oaxaca. Mientras nos fijamos en quiénes se están peleando el poder, dejamos de lado la división social que en realidad existe en Oaxaca. Están los que movidos por todo el aparato ya establecido, abogan y hasta defienden la permanencia del gobernador Ulises Ruiz, entre los que podríamos contar a grandes ratas del pasado (que más bien se robaron el futuro de muchos) y los priístas por religión. Aquí se podrían incluir también aquellos que rechazan a los opositores del gobernador incómodo, nombre que le asignó ya la corriente principal de pensamiento mediático. No se tacha a estos ciudadanos de ratas o de pendejos. Su desdén exuda a la mera mención de la palabra “Popular” que ostenta la APPO. Hay quienes dicen que se trata solamente de un problema de cacofonía, pero el meollo radica en la fuerte alergia que le tienen los pudientes al pueblo. Ejemplos de esto los vivimos a diario y hasta votamos por ellos. Esa es nuestra continuidad. El arraigado odio que tenemos por quienes están debajo de nosotros. No sólo hay que pisarlos sino que también debemos escupirles, orinarlos, cagarlos y todavía decirles que es culpa de ellos, sólo de ellos, que no se puedan subir al arca que va a salvar sólo a las especies elegidas por la mente del Noé-social-darvinista. Habría también que cuestionar qué tan popular es la APPO y el movimiento que ahora lideran ellos, luego de que los maestros, bueno, digamos la maestra, obtuvieron algo de lo que querían. No es sólo esta muestra de poder podrido lo que nos debe avergonzar, es también el evidenciar que nada de esto cambió en el 2000. Ya hay quienes olvidan todo lo que Vicente Fox nos vendió y nunca entregó como soluciones al país, para lanzarse a decir que con que haya sacado al PRI del poder es más que suficiente. La matemática nos dice que el revolucionario institucional [sic] rige aún al 54 por ciento de la población nacional, ocupando el gobierno en 17 estados del país. En Oaxaca particularmente lleva 79 años sentado en la... grande del estado [sic]. Aquí no hay cambio hasta que no metan a las ratas al bote. No hay cambio si no nos olvidamos de segregaciones estúpidas. No hay cambio si quienes enlodan los comicios aseguran que en México la democracia es cada vez más transparente—ellos la quieren ir purificando poco a poco. Aquí no hay cambio si nadie se preocupa por los niños.

2 comments:

Garash said...

Lo peor de todo es sólo ver el conflicto político y olvidarse del social.
Buen post carnal. Hay que platicar al respecto.

Nosotros said...

muy buen post, y muy bien dicho mi gus.