06 January 2010

Quemando las pestañas...

Sobró quizás un momento. Y todo lo que nos dijimos pareciera ser cierto muy a pesar de que tú y yo sabemos cuánto nos hemos mentido en esos intercambios que el aguardiente empalaga cuando ya se nos hace de noche.

Estuve pensando en lo que dijiste y creo que sería bueno que cuando nos quedemos en silencio hagamos caras, muecas, frunzamos el ceño y hasta demos un par de palmadas en el muslo sólo para saber que estamos jugando en serio a eso del compromiso de quedarse callado.

Pero tú hablabas más bien de algo así que yo no entiendo el por qué pero si sé de qué se trata. Eres humo denso casi todo el día y cuando hablas te vuelves ceniza mojada que no debe barrerse a la coladera.

Es sólo por eso que te tomo en serio aunque me hables de nombres que nunca he oído, de calles que no conozco y de tiempos que prefieres pasar sin mí.