29 October 2013

Lou Reed, thanks for your rock & roll music!

Guitarist and rock legend Lou Reed died at 71 on October 27, 2013. The following is, directly or not so much, inspired and dedicated to his music and the impact it had in my life. 
 


23 September 2013

A través del nuevo amanecer (Traducción)

El poeta Kofi Awoonor fue una de las víctimas de la masacre en un centro comercial de Nairobi, Kenia. La versión en línea del periódico Wall Street Journal publicó hace un par de días uno de los poemas que se incluyen en su próximo, y ahora póstumo, libro Promesas y esperanzas.
El poema me gustó tanto que decidí traducirlo al español para que más gente pueda conocer la obra de este hombre. 

A través del nuevo amanecer

29 May 2013

Tall & beautiful

She is tall and beautiful
With a tattoo on her left foot and an ipod on her right hand
Her hair goes down her back straight just like mine
Only longer, much longer
She is tall and beautiful
Taller than me and most people on the train
I don't know where she goes
When the train stops
She gets up and leaves the car as tall as the door
She is beautiful and tall
Her tattoo walks away
Never to be seen again

10 April 2013

¿Aló?



Primero los teléfonos públicos dejaron de ser gratuitos. Un día costaron 10, 25, 50 centavos por llamada. Después, otro día, un señor inventó y popularizó los teléfonos móviles, alienando más a los teléfonos que ya no eran tan públicos y que ahora hasta le estorbaban a los peatones que caminaban por la calle escribiendo mensajes de texto o haciendo llamadas en sus móviles para hablar de sus gatos, de su comida, de sus molestos hijos, de todo menos de los teléfonos públicos.

Como estorbaban a todos, los movieron a un rincón en el que nadie los notaba. No hubo más llamadas de pueblos extraños. Dejaron de timbrar en medio del bullicio seguros de que alguien se acercaría a contestar. Cejaron los adictos de buscar monedas en sus charolas para el cambio. Ya no había muchachos pintando graffiti o dejando mensajes eróticos en sus cabinas. Todo eso eran puras nostalgias para los quietos teléfonos que antes estaban en las esquinas.

Una noche, mientras la joven rubia de gafas oscuras coqueteaba con alguien en su teléfono móvil, mientras un hombre gordo pedía por su móvil pizza y comida china con sodas extragrandes para él solo, mientras una mujer le rogaba a sus molestos hijos al otro fin del móvil que volvieran a casa e hicieran su tarea, esa noche, los teléfonos decidieron que era suficiente.

Ya lo habían discutido antes. El momento, o la determinación, había llegado. En su rincón de esa esquina, los dos decidieron que era hora de escapar. Contaron uno, dos, tres y brincaron de sus ganchos. Pensaban que esa caída libre, que ese aire peinando sus auriculares era el principio de otra vida. Ya habían imaginado que tan pronto cayeran recorrerían las calles y se reirían de las personas atadas a sus celulares.

Eso iban pensando cuando quedaron suspendidos en el aire, la acera apenas un metro más cerca que antes. Oscilaron. Voltearon hacia arriba, de donde venían. Ahí estaba la ranura de las monedas con la boca abierta pero callada. Vieron el teclado y cada cuadrito y cada número y al asterisco y al signo de gato quietos, en silencio total, estoicos. Sintieron la vibración continua del tono de marcar. Siguieron el recorrido con la mirada y fue ahí que encontraron el cable que los ataba al resto del aparato. La oscilación se hizo lenta y corta hasta que ambos quedaron quietos colgados del cable. El intermitente tono de ocupado pulsaba en ellos. Tras unos minutos, que usaron para recuperarse del mareo y acostumbrarse al "¡tut! ¡tut! ¡tut!" timbrando en sus cabezas, hablaron. Pensaron en qué hacer. Encontraron lo que creyeron sería la mejor solución. Ambos acordaron que lo mejor era esperar a que un día alguien los devolviera a su lugar.