14 March 2007

Bailando puras rancheras

Creo que ya le agarré el patín a esta. Me dijo que la esperara y ya sé que va a llegar tarde. Qué digo tarde. !Tardísimo! Y yo con el hambre que traigo. Además tengo que volver al trabajo. Ya me dijo el patrón que coma más rápido o que si no al rato no voy a tener ni pa´ comer. Pero cómo me gusta esta potranca: grandota, güera, bronca, y se ve que sabe amar como muy pocas. Nomás por eso la espero y no por otra cosa. Porque ya sé que lo quiere es que nos casemos. Pero yo de pendejo caigo en esa. Si me quiere, nomás así me tiene. Además yo ya le prometí a Zujaira que me iba a casar con ella. Y ni modo de echarme p’atrás. No es de hombres eso. Esta potranca está buena para tener otra opción. Los ricos se van a pasear a lugares lejos de donde viven. Yo no soy rico y está cabrón que lo sea. Por eso la espero. Cuando me harte la Zujaira me voy derechito con esta potranca y me doy la vuelta por sus piernotas, ¡macizas que están! Y si ya llegué a las piernotas, pues seguro que es porque ya vengo de más lejos. ¡Ah, cómo me gusta esta potrancota! Si lo supe desde que la vi bailar en el Rodeo de Noche. Se tomaba la tejana y movía las caderas (¡qué caderas!) que daba miedo. Y se me quedaba viendo y yo a ella. Ya sabía que yo que si jalaba. Y jaló. Pero no quiere soltar todo. Por eso la estoy esperando; porque yo sé que nomás que sepa quién soy ya no se me va. Y no la suelto. Pero así a la distancia. Quieta. Que no me de mucha lata y que esté ahí pa’ cuando se necesite... Nomás. Así que ahorita le cuento los minutos para después yo cobrarle. Pinche güerota, nomás porque me gustas un chingo...

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