03 January 2007

Salaam

"Can you, then, consider it power at all when a man cannot ensure that someone does not inflict on him what he can inflict on others?" Boethius.

"FAUSTUS—Come on, Mephastophilis, what shall we do?

MEPHASTOPHILIS— Nay, I know not. We shall be curst with bell, book, and candle." Christopher Marlowe, Doctor Faustus

No terminaban aún las fiestas de fin de año, cuando el “autónomo sistema de justicia” iraquí le entregaba a George W. Bush un regalito para cerrar el 2006: la pronta ejecución del ex dictador Saddam Hussein un día antes de que culminara el calendario. Las posturas ante este sacrificio son diversas. Hay quienes lo toman como una venganza de los Bush luego de que Hussein se les saliera del guacal a principios de la década de los 90 e invadiera Kuwait, queriéndoles tumbar el negocio del petróleo. Otros, los más ciegos (por no decir estúpidos), ven en la muerte del iraquí el fin de un peligro, la desaparición de uno de los villanos amenazando la libertad y la felicidad, conceptos poco entendibles y que sólo se materializan en productos de consumo para quienes aseguran esto. Para otro sector, el ahorcamiento de Hussein ni siquiera se debió de dar; a final de cuentas las acusaciones, sospechas y la posterior invasión que dio paso a su captura hace poco más de un año, fueron, además de inexistentes, ilegales. El entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, siempre se negó a aprobar las acciones bélicas incitadas por Estados Unidos, quien se acompañó de un grupo de naciones mercenarias que no buscaban la paz y la seguridad mundial sino sacar jugo del “tesoro” subterráneo iraquí. Cabe recordar que los crímenes que se le imputan a Saddam se dieron siempre bajo el visto bueno de la administración estadounidense del nefasto Ronald Reagan. Resulta irrisorio que más de dos décadas después se busque recordar a las víctimas de sus atrocidades, como nos lo pide el recién estrenado, y muy promovido por EE.UU., Secretario General de las Naciones Unidas, el coreano Ban Ki-moon. Con esto, se da un giro total a la posición que la ONU había tenido respecto al conflicto y se vislumbra un apoyo manifiesto del organismo hacia las hostilidades en el medio oriente.

Saddam Hussein pasa así a la historia como el Fausto que lo quería todo y le vende su alma al diablo para obtenerlo. El sábado 30 de enero, mientras Mefistófeles dormía en su rancho de Texas, el cadalso lo recibió para saldar así la cuenta y demostrarnos que el que le apuesta a los malos siempre acaba mal.

Aqui está "El Cuerpo de Julián"

4 comments:

Angelikitty said...

Cierto, muy cierto.
Nadie duda de que Hussein era una "ficha", pero los gringos como se beneficiaron de él hace unas décadas. Primero lo apoyaron e ignoraron las atrocidades que cometía por aquellos lares, y ahora se encargan de su muerte, condenándolo por lo que el mismo gobierno gringo hace y permite. Chale, en que mundo vivimos.

Anonymous said...

"Saddam may be a son of a bitch, but he's OUR sun of a bitch."
Dick Cheney

Bajo los argumentos dados para el juicio de Hussein creo que muchas otras grandes personalidades del poder de este pais hubiesen sido colgadas con mucho menos titubeo con mas amlias y claras evidencias de crimenes contra la humanidad: H. Kissinger, Ronald Reagan y claro todos aquellos que aun se encuentran participando en la politica Norteamericana.

"Political satire became obsolete when Kissinger was nominated for the Nobel Peace Prize."

Miss Neumann said...

No pienso poner si creo o no que fue justo la muerte de Sadam, lo que sì puedo decir es que me parece COMPLETAMENTE inhumano que lo hayan ahorcado! hay otras formas de "castigarlo".

besos y gracias por la visita

Tamara Blue said...

De horror. Creo que la peor forma de castigar a alguien es matándolo, pero bueno...